The Poppy War
R.F. Kuang
Harper Voyager, 2018
The Poppy War #1
Inglés
544 pags
★★★★★
Sinopsis (no oficial)
Cuando Rin brilló en el Keju, la prueba Imperial para encontrar a los jóvenes más talentosos para aprender en las Academias, fue un shock para todos: para los oficiales de la prueba, que no podían creer que una huérfana de guerra de la Provincia del Gallo pudiera pasar sin hacer trampa; para los guardianes de Rin, que creían que finalmente podrían casarla y promover su empresa criminal; y para Rin misma, quien se dio cuenta de que finalmente estaba libre de la servidumbre y la desesperación que había formado su existencia diaria. Que entrara en Sinegard, la escuela militar más elitista de Nikan, fue aún más sorprendente.
Pero las sorpresas no siempre son buenas.
Porque ser una campesina de piel oscura del sur no es algo fácil en Sinegard. Marcada desde el principio por compañeros de clase rivales por su color, pobreza y género, Rin descubre que posee un poder letal y sobrenatural, una aptitud para el arte casi mítico del chamanismo. Explorando las profundidades de su don con la ayuda de un maestro aparentemente loco y sustancias psicoactivas, Rin descubre que los dioses que durante mucho tiempo creyeron muertos están muy vivos, y que dominar el control sobre esos poderes podría significar más que sólo sobrevivir a la escuela.
Mientras el Imperio Nikara está en paz, la Federación de Mugen todavía acecha en un mar estrecho. La Federación, militarmente avanzada, ocupó a Nikan durante décadas después de la Primera Guerra de la Amapola, y apenas perdió el continente en la Segunda. Y aunque la mayoría de las personas se sienten seguras con sus vidas, algunos son conscientes de que una Tercera Guerra de la Amapola está a sólo una chispa de distancia…
Los poderes chamánicos de Rin pueden ser la única forma de salvar a su gente. Pero a medida que descubre más sobre el dios que la ha elegido, el vengativo Fénix, teme que ganar la guerra pueda costarle la humanidad… y que ya puede ser demasiado tarde.
Llegué a esta historia a principios de año con la recomendación de una vlogger—no me pregunten quién, por qué no recuerdo—y me pareció interesante la sinopsis pero dentro de mí pensaba que esto iba a ser como todas las distopias que me había leído antes.
Qué equivocada que estaba.
La historia al principio parece relativamente ligera, la sinopsis hace ver como que la Academia va a ser el epicentro de esa primera entrega y si bien es importante lo que ocurre en ella—lo que Rin aprende sobre su país, sus compañeros, su sociedad, su religión y más importante, sobre ella misma—no es el centro. La Academia es sólo una preparación para la historia real y cuando la guerra toca a sus puertas, te das cuenta que esta historia no es algo simple, no es un cuento de hadas, no va a terminar en un felices para siempre. Es un libro brutal, crudo.
Es difícil encasillarlo en un género más allá de la ficción histórica, porque si bien hay ciertos elementos que pueden meterlo dentro del género juvenil—una adolescente, una escuela y una aventura—son sólo los medios para contar algo más grande. El elemento diferenciador, que moldea todo y hace que no quepa en ningún género como tal, es la forma en que se retrata la guerra.
Y sin embargo, más que una historia de guerra, es una historia de venganza e ira, no hay más forma de describirla.
Hay crudeza y violencia, una brutalidad indescriptible tras las acciones de todos los actores de la historia—Rin, los Cike, La Federación. Creo que lo que más me sorprende es la desensibilización de las partes en la guerra y supongo que eso no debería sorprenderme para nada, porque lo que Kuang trató de hacer—y logró, magníficamente—fue plasmar un conflicto real en el que no hay un verdadero enemigo, sólo orgullo por tu patria y tus ideales.
En la guerra no hay lados buenos ni lados malos, esos conceptos se desdibujan entre el nacionalismo, los lavados de cerebro y la supervivencia, para transformarse en un “nosotros y ellos”. Al final las únicas víctimas son los inocentes, las personas que no se apuntan a la guerra y sólo quieren vivir su vida en paz.
Obviamente, si uno mira la historia—la historia real, la de nuestra humanidad—los conflictos bélicos son creados a partir de la ambición, muchas guerras se inician por recursos tan banales como el petróleo o el oro y hay otros que comienzan como una respuesta a regímenes opresores pero con el tiempo y la presión de mantener a flote la resistencia, se desvían y terminan en negocios turbios que también cobran vidas inocentes—tráfico humano, contrabando, narcotráfico. La guerra no es un concepto que puedas medir entre buenos y malos, no si consideras a todos los involucrados como humanos.
Rara vez hay una guerra en la que los lados sean inocentes o culpables por completo porque inclusos si sus razones para participar de ella son “correctas” o “incorrectas”, los soldados de ambos lados son adoctrinados para defender sus causas. Pelean por ellas y mueren por ellas.
La guerra no determina quién está en la correcto. La guerra determina quién sobrevive.
Esa fue una de las cosas me más me impresionó con The Poppy War, ves las cosas desde la perspectiva de Rin y odias a la Federación de Mugen por su brutalidad, por atacar inocentes, pero cuando llegas al final de la historia, después de todo lo que los mismos Nikan han hecho, comienzas a cuestionarte quién es el malo en realidad, y si realmente importa.
A mí me sacudió bastante en mis ideales y pasé mucho tiempo cuestionando la ética humana que ya tenía formada al ponerla dentro del contexto de la guerra y no cómo mera espectadora. ¿Qué hace que las personas se odien las unas a las otras? ¿Vale la pena el orgullo patriótico cuando estas matando a otros humanos? ¿Qué significa siquiera el orgullo patriótico en el gran esquema de las cosas? Tantas preguntas y tan pocas respuestas. Espero que la autora pueda explorar estas inquietudes mías en los siguientes libros, porque si yo me lo pregunto, Rin de seguro también.
Vale la pena hablar de los personajes, porque están bellamente construidos. La historia es contada desde el punto de vista de Rin, una huérfana de guerra atrapada en un pueblito sureño con un matrimonio pre-arreglado en su futuro. Rin decide que no va a ser más un títere de sus padres adoptivos y comienza a estudiar para el Keju, el examen del Estado que la llevará a Sinegard, una de las escuelas militares más preciadas de todo Nikara, donde no se forman soldados sino generales. Una vez allí, descubre que el Keju es un chiste, un placebo para mantener a los pobres mansos con la idea de que cualquiera puede servir a la patria con honor y que nadie espera realmente que una huérfana pobre sobreviva su primer año. Pero ella es muy testaruda y se propone mostrarles a todos que no es una donnadie.
No hay una contraparte masculina en el libro, no como tal. Hay un némesis y alguien a quien ella admira profundamente pero todo esto deja de tener importancia una vez llega la guerra, lo que fue muy acertado porque un triángulo amoroso de mucha importancia hubiera arruinado todo.
En general, los personajes no son en blanco o en negro, sino una gran amalgama de grises, eso hace que sea fácil engancharse con ellos y que Rin cuente la historia es toda una delicia porque su voz salta desde las páginas, sientes su tristeza, su ira.
Me parece interesante también la crítica subtextual que se hace a la indiferencia de credo. Como agnóstica, para mí es muy difícil comprender qué hace que las personas crean o no en un dios, y siempre me ha parecido gracioso que en vez de concentrarse en hacer el bien en nombre de una “deidad” la mayoría de la gente sólo se dedique a señalar al otro porque es mucho o poco creyente. Hay una hipocresía inmensa en temas religiosos en la actualidad y que la autora eligiera explorar parte de ello en la historia se siente irónico, la verdad. Porque, ¿saben? Ella pudo haber usado la parte mitológica para construir su universo y su trama, pero dejó esa doble moralidad religiosa allí para que la viéramos y la pesáramos en el gran esquema de todo.
Lo que hace a esta historia tan interesante es que te pone a pensar, no sólo teorizar. Durante gran parte de la historia, mi cabeza estuvo repleta de dudas y teorías que iban cayendo una por una para de sus cenizas formarse unas incluso más locas, al tiempo que se iba entremezclando ese desdibuje de lo “bueno” y lo “malo” y lo que eso le hace a la gente.
Me gusta eso en los libros, el que me hagan pensar y cuestionarme toda la información que dan y que al final me sorprendan.
Recomiendo mucho esta lectura, me mantuvo al borde las lágrimas, me hizo sentir enferma del estómago y grité demasiado con ella.
R.F. Kuang estudia Historia China Moderna. Tiene un bachiller universitario en Letras de la Universidad Georgetown y actualmente es una estudiante de posgrado en el Reino Unido con una beca Marshall.
The Poppy War es su novela debut.